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domingo, 9 de diciembre de 2012

CINE VENEZOLANO: “Azul y no tan rosa”, una historia sobre el amor en sus diferentes formas

El amor: Un sentimiento que nos ilumina la vida o nos apaga. ¿De qué manera se debe experimentar? ¿Qué forma tiene eso que nos afecta para bien o para mal? ¿De qué color es? Se trata de vivirlo de cierta manera porque se nos ha inculcado un modelo estereotipado del amor, que ha dejado de lado otros matices, esos que definen la existencia per se.

En estos tiempos cuando la diversidad nos arropa, la forma de experimentar ese sentimiento profundo se muestra multiforme. Parejas del mismo sexo luchan por tener derecho al matrimonio y a criar hijos sin ser recriminados. Ese es el punto de partida del argumento de la película venezolana Azul y no tan rosa”, escrita y dirigida por Miguel Ferrari.

“Es una historia sobre el amor en sus diferentes formas. Sobre la familia en su sentido más amplio y que ha evolucionado”, explicó el también actor, quien defiende a través de su historia valores como la aceptación y la tolerancia a la diversidad. “El público va a salir con una pequeña reflexión sobre el derecho que tiene que tiene cada persona a ser diferente y no por eso debe ser discriminado”.

Precisamente es ese ideal el que defiende Diego en la cinta. Este fotógrafo homosexual, personificado por Guillermo García, está enamorado de Fabrizio (Sócrates Serrano),  un ginecólogo con quien espera casarse, pero antes de que pueda expresarle su deseo de compromiso, es asesinado por su orientación sexual. Diego es el padre de un quinceañero de baja autoestima, Armando (Ignacio Montes) que procreó sin planificación y que viene de España para cambiarle la vida.

Personajes como Delirio, un transexual en la piel de Hilda Abrahamz, y Perla Marina (Carolina Torres), una mujer golpeada por su esposo, junto a Diego y Armando, dan un ejemplo de amor sincero y de amistad incondicional en la película, donde ser homosexual, víctima de violencia de género o haber cambiado de sexo sólo son la vía para mostrar que cuando existe amor, la aceptación fluye sin forzarla.

La cinta “trata sobre un sentimiento universal y que es inherente al ser humano, como lo es el amor. El amor no tiene sexo, ni género, es un sentimiento”, comentó el realizador. “Es una película aleccionadora, que te va hacer reír y llorar. Tiene un mensaje tan bonito sobre la amistad, la familia, la aceptación y la tolerancia. Es maravillosa”, añadió Hilda.

La ópera prima de Miguel Ferrari, una coproducción entre España y Venezuela, que cuenta con la actuación de Elba Escobar, Aroldo Betancourt,  Daniela Alvarado, Beatriz Valdés, Alejandro Mata, entre otras figuras, surge por la inquietud que tuvo el cineasta de mostrar una realidad “que nunca se había tocado por tabúes o por prejuicios”.

“Estoy residenciado en Madrid desde hace años. Me tocó vivir una etapa en la que se estaba aprobando la ley de matrimonio igualitario. En los medios de comunicación era invitadas personas conservadoras que opinaban que era una aberración, sobre todo, si habían niños, porque iban a crecer sin valores y complejos. Empecé a investigar. Me di cuenta que lo que necesita un niño en un hogar es amor y que se le inculque valores como la solidaridad y respeto. Creo que se debe hablar de esto, porque son personas que conviven con nosotros. Nunca se había tocado el tema por tabúes o por prejuicios”, indicó Ferrari.

La actriz, que también formó parte del elenco del dramático de Martin Hahn, apoya a Ferrari en este sentido. Existen personas que desaprueban “que una familia del mismo sexo pueda criar a un niño, pero cuántos niños no son abandonados por padres, que según la sociedad, son normales. ¿Quién dice que es lo correcto? Entiendo que las normas tienen que existir, pero creo que lo correcto es lo que viene del corazón, y cuando tu amas de verdad, del corazón, puedes criar a esos niños, que quizás sean maltratados”.

Redacción

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